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Este interesante artículo escrito por Mario Morant, pertenece a La Tiza
Nº 41, Marzo de 2008, publicación del SADOP (Sindicato Argentino de Docentes
Privados)El planisferio realizado por el cartógrafo alemán deja en evidencia el
centralismo europeo y otras cuestiones políticas del popular mapa Mercator, el
mismo que conocimos para estudiar el mundo.
Los planisferios tradicionales -a los que estamos acostumbrados por los
que nos enseñan toda la geografía física y política, nos dan una idea del mundo
que hemos venido a descubrir que no es la real.
Los planisferios más conocidos son los denominados Mercator. Han formado
parte de nuestra vida escolar desde siempre y nos han grabado una imagen del
mundo a la que casi, de manera refleja, acudimos en nuestra memoria cada vez
que surge como tema. Gerardus Mercator -mercader en latín- de apellido original
Kremer, que significa lo mismo, nació en Flandes -hoy Bélgica- y se dedicó a la
cartografía. Esta profesión es la que lo llevó, en 1569, a diseñar el célebre
planisferio en vigencia hasta el día de hoy.
Por la época, es fácil imaginar que respondía no sólo a las necesidades
de navegación del momento -para las cuales fue sumamente útil- sino también a
los intereses en juego por aquel entonces.
Sin embargo, hace unos años un geógrafo alemán diseñó una nueva carta
del mundo sobre parámetros diferentes de los tradicionales. Se trata de Arno
Peters, cuyas innovaciones parecen ser más ajustadas a la realidad que las
antiguas proyecciones.
Este cartógrafo, fallecido en el año 2002, hace a través de su trabajo
una crítica muy severa del mapa de Mercator, sosteniendo -no sin razón- que
esta proyección muestra una mentalidad racista y colonialista ya que el mundo
está centralizado en Europa. Esto sucede en el momento del auge del
colonialismo, sirviendo al mismo y, obviamente, siendo desarrollado y
popularizado por el hombre blanco.
No es malo recordar que no solamente es la época del colonialismo y de
la competencia de los imperios por ganar territorios para ellos, sino también
es el momento de auge de la piratería y la depredación. A esto se suma la trata
de esclavos provenientes del África.
En este nuevo planisferio realizado por Peters se comienza por respetar
la línea del Ecuador, que se traza exactamente en el lugar céntrico del
planisferio, es decir, donde debe estar.
No es lo que se hace en la carta de Mercator, que ubica esta línea
horizontal bastante más abajo. Al hacerlo de esta manera, toda la parte del
Hemisferio Norte agrandaba sus dimensiones y, por el contrario, el Sur se
achicaba. De esta manera, Europa aparecía casi en el centro del mapa y los
países del Hemisferio Sur quedaban casi al margen del mismo.
En cambio, ubicada en su verdadero lugar la línea del Ecuador, las
dimensiones de Europa disminuyen de una manera drástica, quedando como una muy
pequeña porción de territorio. Sin embargo, es mucho más real en relación con
el resto de los continentes.
El propio Peters explica que, según la proyección tradicional,
Groenlandia -situada en el Hemisferio Norte- aparece casi tan grande como
América del Sur cuando, en realidad, ésta presenta una superficie 17 veces
mayor.
Al mismo tiempo, cuando se realiza una proyección plana del planeta
Tierra, necesariamente se deben alterar las dimensiones del territorio o de los
océanos. Así como Mercator deformaba las regiones en beneficio de los océanos,
Arno Peters respeta los territorios, por lo cual, las formas más alargadas de
los mismos son más reales.
Sin duda, este nuevo mapa
del mundo da cuenta de que aquellos que diseñaban las cartas por ese entonces
tenían una idea del mundo más apropiada a sus intereses que a la realidad. Y
hay que tener en cuenta que, también cuando se diseña la geografía de un lugar,
se está haciendo política
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PROYECCIÓN MERCATOR |
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PROYECCIÓN PETERS |
De mapas, Mafalda y Jauretche
¿Los mapas son simples representaciones? ¿Nos muestran la
Tierra tal cual es?
Mafalda y Jauretche, grandes de la cultura nacional, nos
dejan algunas reflexiones sobre la tierra y sus representaciones.
“Principiemos
por invertir el globo terráqueo colocando el Sur arriba porque somos hombres
del hemisferio sur, del mismo modo que los hombres del hemisferio norte colocan
el Polo Norte arriba. Esto nos produce la primer perplejidad, tal vez es la
fuerza del hábito que nos ha acostumbrado a ver el mundo desde un lejano
rincón, y desde abajo. Pero un globo no tiene arriba ni abajo si se lo supone
en el espacio sin Norte y Sur, y no hay ninguna razón para que consideremos
nuestra casa en el planeta, el barrio sur del mundo, y no el barrio norte, si
ésta no es una designación cardinal, sino jerárquica. (…) En materia
estratégica es esencial, como en política, y hacerlo es ya liberarse de un
perjuicio disminuyente. Inténtelo el lector y lo verá.”
“Debemos establecer en primer término nuestra posición,
hagámoslo, (…) los caminos están aquí mismo, señalados por los pastos y las
picadas, y por las estrellas de este cielo que no es el de la estrella polar
sino el de la Cruz del Sur.”
“Para
pensar como argentinos necesitábamos ubicarnos en el centro del mundo y ver el
planisferio desarrollado alrededor de ese centro; que nunca seríamos nosotros
mismos si continuábamos en el borde el mapa, como un lejano suburbio del verdadero mundo. Años después he visto
señalar los errores de la geopolítica como provenientes de una falsa ubicación
del estudio al prescindir de la esfericidad del planeta y desarrollar su
pensamiento sobre falsos elementos proporcionados por el mapa de Mercator que es,
en definitiva, una proyección cilíndrica del globo.”
Dr. Arturo Jauretche
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